¿Por qué Vox aborrece tan intensamente la lengua, la cultura, las tradiciones de los mallorquines y de los ciudadanos de todas las Balears? En Marratxí, ese partido se ha opuesto al nombramiento de Josep Massot i Muntaner como Hijo Ilustre por ser «catalanista» y porque «nos basamos en los pilares fundamentales de la defensa de la integridad y unidad de España». Acabáramos. Para esta gente se trata de la razón por la que no pueden apoyar a una persona «por muy erudita que sea». Cualquier día la emprenderán contra don Francesc de Borja Moll o contra Mossèn Alcover. Con los mismos argumentos. Si hay algo peor que la estulticia cultural es su exhibición.
La moción para el inicio del expediente salió finalmente adelante con los votos del resto de partidos de la corporación: PP, PSOE y Més. Aunque nacido en Palma en 1941, Josep Massot vivió desde los 3 años en Pòrtol. A los 21 vistió el hábito de la orden benedictina y desde la Abadía de Montserrat, cuyo servicio de publicaciones dirigió desde 1971, desplegó su amor por la lengua y la cultura popular a través de una ingente obra como filólogo, historiador, humanista y erudito que hacen del pare Massot, fallecido el mes de abril del año pasado, el paradigma de homenot por sus destacados valores intelectuales y cívicos. Junto a su colosal trabajo destaca un hecho: Josep Massot fue una buena persona. De haber sido por Vox, no contaría, entre sus innumerables galardones, ni con la Medalla d'Or de les Illes Balears (2019) ni con el doctorado Honoris Causa por la Universitat de les Illes Balears (1999).
Con la aquiescencia más o menos forzada del PP, por aquello de los pactos de Govern, Vox, aun y su crisis interna, avanza hacia sus objetivos: erradicar el catalán de las instituciones públicas y arrinconar socialmente una lengua ya de por sí en franca desventaja frente al castellano, también oficial en Balears. El siguiente hito será la Oficina llamada de Libertad Lingüística cuya vocación es en realidad ser un departamento contra el catalán. A pesar de las dificultades momentáneas surgidas por las carencias jurídicas del redactado del proyecto, saldrá adelante. De hecho, el documento de los presupuestos del Govern para el año próximo destina 750.000 euros para la puesta en marcha del engendro, una cantidad más que respetable destinada sobre todo a gastos de personal. Vox, por fin, tendrá chiringuito propio, equiparable al que montó Francina Armengol para sus socios soberanistas para la Defensa de los Derechos Lingüísticos. De las imposiciones de un extremo a las del otro.
De momento, no solo profesores, también asociaciones de padres y colectivos relacionados con la enseñanza se remueven inquietos y muestran signos de reactivación crítica ante lo que por ahora son declaraciones de intenciones de Vox en el sentido de segregar por idiomas los diferentes ciclos educativos, sin que sirvan de muro de contención los compromisos del Govern del PP de no modificar ni el Estatuto de Autonomía ni la legislación educativa. Pedro Sánchez levanta un muro para aislar a todos cuantos no quieren rendirse a su fanatismo y Vox a su vez quiere construir una tapia para confinar a los indígenas que quieren conservar su lengua propia. Luego se extrañan en Vox de que se les adjetive como de extrema derecha.