No, no me he equivocado de día, ni tampoco de referencia, porque mi intención esta vez es hablar de la famosa película del año 1977 dirigida por John Badham y protagonizada por un joven John Travolta en el papel de muchacho de clase baja aficionado al baile (y por el cual fue nada menos que nominado al Oscar), y que también es el título de una famosísima canción de los Bee Gees que se escucha durante las primeras secuencias. ¿Y por qué? Pues porque el otro día, sin mucho que hacer, vi que la ponían en uno de esos canales de televisión a los que habitualmente uno hace poco caso… y mira tú por dónde que me sorprendió sobremanera, pero por razones muy distintas a las que puede que ahora mismo estén pensando. Porque todo el mundo tiene en la cabeza a Tony Manero con su traje blanco y los bailes discotequeros, lo cual distorsiona la memoria convirtiéndola en un cuentecito inofensivo… que esconde sin embargo un film de denuncia social, donde sus protagonistas tienen comportamientos impensables en la pantalla hoy día, desde sexo ilícito y no consentido hasta espectáculos que serían considerados denigrantes, pasando por actitudes racistas y homófobas a más no poder, entre otras cosas. ¿Conclusión? Pues tal vez dentro de medio siglo, lo que hoy nos escandaliza no nos hará ni alzar una ceja, porque el contexto habrá cambiado tanto que lo único que recordaremos de ello serán las cosas más anodinas y anecdóticas, tal y como ha pasado (y seguirá pasando) tantas veces con lo escandaloso y lo inaceptable.
Fiebre del Sábado Noche
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