El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, está dando claras muestras de que su estrategia para seguir en el cargo no tiene límites; todo vale para lograr la investidura. De momento ya ha enviado a su cuqui vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a negociar con Carles Puigdemont las condiciones del apoyo de los diputados de Junts en el Congreso; un encuentro insólito si se tiene en cuenta la situación judicial en la que se encuentra el expresidente de la Generalitat catalana. Con todo, lo más sorprendente es la actitud acrítica de la inmensa mayoría del socialismo español, los únicos reproches a esta actitud sumisa frente a quienes no tienen otro objetivo que desmembrarse del Estado llegan desde viejos políticos de la Transición o de un Partido Popular que tampoco acaba de tener muy claro cómo resolver lo que se denomina como conflicto catalán.
Los ciudadanos da la sensación de que asisten con indiferencia al espectáculo que ofrece la clase política, lo españoles están más interesados en cómo llegar a final de mes que en las cabriolas de unos y otros para alcanzar el Gobierno. Mientras, eso sí, la presidencia de la UE que detenta nuestro país se confirma que ha resultado inútil mientras se prolonga el periodo de interinidad gubernamental del que no pondrá punto final Alberto Núñez Feijóo y que sólo se logrará si Sánchez se pliega a las exigencias de Puchi. De hecho ya se habla con desparpajo de saltarse la Constitución para ‘olvidar' todo lo ocurrido como consecuencia del referéndum ilegal del 1-O, ahora resulta que hacer política es retorcer las leyes para que éstas se amolden a las exigencias de los gobernantes y, de paso, hacer unas pedorretas a jueces, fiscales y policías que se encargaron de defender la legalidad. De paso, en el balance de daños también se tendrá que contabilizar el despertar del independentismo reivindicativo en el País Vasco. Suma y sigue, señor Sánchez.
La salida de este infernal laberinto que generaron los resultados de las pasadas elecciones del pasado y ya lejano 23 de julio pasa por una nueva convocatoria en diciembre, queda un hilo de esperanza para que Pedro Sánchez se niegue a resolver su investidura entregando el Estado al independentismo catalán y vasco. Me imagino que en las cancillerías de medio mundo deben flipar en colores. Les adelanto que mi confianza en el sentido de responsabilidad de Pedro Sánchez de nula.
Vox gobierna en Cort
el documento firmado por el alcalde Jaime Martínez y el portavoz del Vox en el Ajuntament de Palma, Fulgencio Coll, amplía el peso político de la formación de Santiago Abascal en las principales instituciones de Balears. Cierto que el acuerdo tiene muchos aspectos que rozan el folclorismo -los párrafos dedicados a las procesiones de Semana Santa o la apertura de puertas de La Sala el día del Corpus son fantásticos-, pero en definitiva supone aceptar el papel determinante de la extrema derecha en la gestión de la ciudad; algo que se pretendía evitar a toda costa. Con todo, prefiero dar tiempo al tiempo, a medida que transcurra la legislatura se podrá determinar quién de los dos firmantes se llevará el gato al agua a la hora de imponer su impronta en la política municipal de la ciudad.