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El macho ibérico

| Palma |

Pensaba yo, iluso de mí, que el macho ibérico, del que no oía hablar desde los lejanos tiempos de Rodríguez de la Fuente, se había extinguido o estaba en vías de hacerlo. Pero hete aquí que no, que ni se ha extinguido ni tiene pinta de hacerlo. Todavía anonadado por su aparición en todos los canales y abriendo telediarios en el mundo entero, ese espécimen de genuino macho ibérico ha reaparecido en escena para avergonzarnos a todos al recordarnos lo que no hace tanto tiempo fuimos.

Con una cabeza rapada a lo Kojac, solo le falta el chupa chup, y agarrándose los huevos como marca la tradición, ese energúmeno ha hecho orgullosamente gala de lo que más le caracteriza: ser un patán, un impresentable, un machista de tomo y lomo, un prepotente que vive fuera de la realidad y, por encima de todo, un cobarde de libro, capaz de mentir y de culpar a la víctima de su acoso, de refugiarse en sus correveidiles comprados a fuerza de un talonario que, directa o indirectamente, pagamos todos. Qué triste la imagen de esos palmeros con el seleccionador nacional a la cabeza aplaudiendo una muestra de tan mal gusto, estulticia y rancia e imperdonable ignorancia. Y que ese Kojac orgulloso de su propia arrogancia sea quien nos representa hoy en el mundo no hace más que demostrar lo necesaria que era, y es, la ley del ‘solo sí es sí', por mucho que le duela a él y a sus voxeros.

Que un tipo así todavía exista hoy debe hacernos reflexionar, y mucho, como también debe hacernos reflexionar lo mucho, demasiado, que han tardado en alzarse voces contra su agresión a Jenni Hermoso, y en su persona a todas las mujeres y hombres mínimamente sensibilizados contra el machismo y sus violencias. ¡Olé por todas las jugadoras que han dado un paso al frente por Jenni! ¡Olé a Borja Iglesias que con su renuncia a ir a la selección ha marcado un camino que demasiado están tardando los demás en seguir! Sin duda somos muchos quienes todavía necesitamos ponernos las gafas feministas para ver la realidad como es, pero por desgracia me temo que aún son más quienes, para poder ponérselas, antes tendrán que quitarse las machistas que no les dejan ver nada. Mientras ese energúmeno mafioso y cobarde siga al frente de la Real Federación me niego a ver un solo partido de fútbol más por la tele, y si fuera socio de algún club, iría al campo, pero para dar la espalda a quienes dando patadas a un balón permiten que les siga mandando un patán que patea nuestros valores y nuestros derechos.

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