De la misma manera que se puede perjudicar el catalán mientras uno habla en catalán, no hay duda de que se puede defender nuestra lengua escribiendo en castellano. No me justificaré más. A las puertas del apocalipsis que la izquierda avecina, cuando hasta se habla de censura antes de que se haya aprobado ni un simple decreto, es cierto que dan miedo determinados personajes y planteamientos de la extrema derecha que acompaña al PP. Tendremos que rogar a su Dios que ojalá se cumpla aquello de perro ladrador poco mordedor, porque ladrar, ladran. Dice Prohens que no se perderán libertades. Y eso esperamos todos puesto que poco sentido tendría ir con la bandera de la libertad en la mano y después ir por ahí dando garrotazos. Y una cosa son las urnas y otra la calle. Que se lo pregunten a Bauzá que fue el presidente de Baleares con más votos de la historia y se tuvo que chupar la manifa con más gente en la calle. Y todo por la lengua. La nuestra, que puso en peligro, y la suya, que no la supo controlar. Nuestra nueva presidenta, la mosquita muerta como ninguneaban desde el Consolat en tiempos de Armengol, ha vivido siempre en democracia y el catalán es su lengua, con la que aprendió, con la que vive, canta y ama. Así que no me entra en la cabeza que se dé un tiro en el pie con la lengua. De otras libertades ya hablaremos, que tiempo habrá.
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