Encontrar un taxi libre es actualmente una misión imposible. Estamos en junio y ya es inviable poder disponer de este servicio en Palma. Paradas vacías, emisoras que te mantienen en espera durante más de cinco minutos y después cortan la llamada sin más o directamente te piden que llames más tarde por «saturación de líneas». Da igual la hora, porque hay personas que a las tres y media de la tarde de un día laborable no han podido utilizar este servicio y se han visto obligadas a pedir favores a familiares o amigos.
Y mientras, el primer desembarco de Uber en Mallorca ya se ha saldado con un enfrentamiento en Peguera, amenazas de quema de coches incluidas, una situación a la que los ciudadanos asistimos atónitos y que cada verano nos viene impuesta por la cobardía de la Administración, con el Ajuntament de Palma a la cabeza, para tomar decisiones y solucionar este tema definitivamente. Han tenido un año para evitar que volvamos a vivir unos meses caóticos, pero se han despreocupado. ¿Qué quieren que les diga? Añoro mucho a Uber y Cabify.