En los últimos diez años no creo haber visto ni siquiera una decena de partidos de fútbol. Tener que pagar para ver algo tan pedestre me resulta impropio. El último partido que vi, por ser en abierto, fue la vuelta de la semifinal de copa entre el Madrid y el Barça, en el cual el Madrid goleó por 4-0 al Barça. Lo que más me sorprendió de dicho partido no fue el juego, sino que este resultado lo juzgué como algo coherente por el grave error de planteamiento por parte de Xavi Hernández, que a pesar de ello todavía sigue siendo entrenador del Barça y que nadie en su club ni fuera de él se lo ha censurado. No tengo ni idea de fútbol, pero sí tengo alguna noción de las actuaciones que deben adoptarse ante situaciones determinantes. El Barça había vencido en Madrid por 0-1, entonces aquel resultado le facultaba para pasar a la final. Para ello era incuestionable que defender tal resultado era el hecho primordial. Todo lo demás era una ambición insensata. Por lo cual el planteamiento debía ser defender la portería y esperar la oportunidad para sorprender al Madrid. Pero el planteamiento de Xavi fue el inverso, atacar al Madrid desesperadamente dándole la posibilidad que fuese éste el que aprovechando ese error estratégico del Barça pudiese adoptar la táctica que debió haber utilizado el Barça para enderezar la eliminatoria. Y así sucedió, porque una vez el Madrid marcó, el Barça se volvió loco por encontrarse en la situación que no le convenía y que no tenia prevista.
En cualquier caso lo que más me sorprende no es el error de Xavi, sino que ese error no haya tenido la más mínima trascendencia. En cualquier empresa que se precie, un error de esa envergadura implicaría el cese inmediato del responsable. Y lo más sorprendente no es que Xavi siga en su puesto, sino que nadie, ni en el club ni fuera de él, implicando a comentaristas de todo color, siga sin acusarlo y por supuesto sin exponer la más mínima censura sobre ese grave error ni, lógicamente, pedir el cesamiento de Xavi por manifiesta incompetencia estratégica. Desde mi punto de vista el primer deber del entrenador de un equipo es escoger el planteamiento más adecuado para conseguir el objetivo que se persigue. Todos sabemos, incluso un ignorante como el que suscribe, que en fútbol todo puede ocurrir. Pero lo único que no debería ocurrir es que una eliminatoria de esa categoría se pierda por un error garrafal de estrategia debido al planteamiento. Naturalmente, incluso con ese error se hubiese podido eliminar al Madrid, pero el error hubiese seguido existido, y seguiría siendo una deficiencia fundamental y muy grave de su responsable. Con la única diferencia que no hubiese tenido las graves consecuencias que ha tenido para el club. No sé la causa de que no haya tenido la menor secuela porque no sigo el fútbol, pero me da impresión que como el resultado es impredecible se aboga por la más absoluta aceptación del mismo. Con lo cual la estrategia del planteamiento no tiene importancia y así sus responsables pueden excusarse como una consecuencia más de la nula predictibilidad del fútbol.
Este hecho del fútbol me sirve para comprender que tantos políticos, con nulidad evidente, gracias a la escasa predictibilidad de su profesión puedan seguir durante un tiempo inmemorial en la política sin ser apartados por incompetencia. Es más, no solamente pueden seguir, sino que en sus entornos particulares, y algunos incluso globales, puedan ser tenidos por prodigios si han recolectado alguna cosecha. O como un infortunio en el caso de que no hayan podido llegar a medrar como él anunciaba y su entorno se pro-metía.