Lo del PP con ETA es adicción. No hay campaña electoral en que no resuciten su fantasma. ETA acabó hace doce años, pero ahí están Feijóo y su no fiel escudera Ayuso, sacándolo a pasear de nuevo.
¿Por qué ese empeño en hablar de ETA para acusar a Sánchez? Vayamos por partes. Para empezar, Bildu no es ETA, sino una coalición legal de partidos nacionalistas e independentistas de izquierda que ha acatado la Constitución y que en el País Vasco obtuvo 250.000 votos en las últimas autonómicas, seis veces más que el PP. Entre esos partidos los hay de orígenes y tendencias muy dispares, como Sortu, Eusko Alkartasuna, Alternatiba o la extinta Aralar. Entre sus objetivos está la construcción de alternativas viables que sitúen la economía como una herramienta al servicio de la ciudadanía y una redistribución justa de la riqueza, y entre sus compromisos la consolidación de un escenario de no violencia con garantías, la euskaldunización, la lucha por la igualdad de mujeres y hombres, la defensa de la educación, en favor del internacionalismo y en contra del racismo y la xenofobia.
El apoyo que ha dado al Gobierno de Sánchez ha permitido sacar adelante iniciativas como la subida del salario mínimo, la de las pensiones, la ley de vivienda, la de Memoria democrática… La excusa del PP para atacar a Sánchez se basa en que en las listas de Bildu se presentaron 44 personas condenadas por su pertenencia a ETA, siete de ellas con delitos de sangre. Puede que esa incorporación a las listas fuera inoportuna o moralmente discutible, pero es indudablemente legal ya que nuestro ordenamiento jurídico apuesta por la reinserción de los expresos que, una vez cumplidas sus condenas, tienen derecho a presentarse.
La realidad es otra: ETA es el escudo tras el que el PP esconde su falta de propuestas para que no hablemos de sanidad, educación o vivienda, que deberían ser los temas centrales de unas elecciones municipales y autonómicas. Es muy clarificador que quien acusa a Sánchez de pactar con Bildu sea el partido que ha pactado con él en el País Vasco, y ahí están los Semper o los Maroto, por no retrotraernos a los tiempos en los que Aznar llamaba a ETA movimiento vasco de liberación nacional. Cuando las calles de este país estaban llenas de sangre pedíamos el cese de la violencia y que la izquierda abertzale se integrara en las instituciones. Y resulta que ahora que lo hace y saca adelante leyes que nos benefician a todos, Ayuso, Vox y sus huestes se empeñan en ilegalizarla. Lo dicho: Etainómanos.