Inmersos ya en plena campaña electoral, es divertido echar un ojo a los programas electorales de los diferentes partidos para saber cómo pretende cada uno resolver los problemas más perentorios de la sociedad. Uno de ellos, de difícil solución, es la imposibilidad de conciliar la vida laboral con la familia. Ya sea que tengas padres ancianos, enfermos en casa o niños pequeños, las mujeres –principales operadoras en este ámbito– se ven forzadas a hacer malabarismos si pretenden continuar con su carrera profesional. Lo más habitual es pedir una reducción de jornada, con el consiguiente recorte de salario, de derecho a prestación de desempleo y de pensión en el futuro.
Otra opción, aún más sangrante, es la excedencia, lo que te deja literalmente a dos velas, dependiendo del marido, si lo tienes. O de míseros subsidios o ayudas sociales si no tienes a quién agarrarte. El PSOE, en su programa, plantea una salida de la que ya habíamos oído hablar: abrir los colegios en verano y fuera del horario lectivo. Es decir, convertir esos centros públicos en un aparcamiento vigilado para los niños. En vez de ser valientes –ahora que ostentan el poder– y atajar el problema real, que no es otro que los horarios demenciales de los españoles, optan por castigar todavía más a los chavales.
Sus padres podrán seguir trabajando hasta las tantas, tranquilos, porque los peques están controlados en un entorno conocido. No se les ha ocurrido aún algo para el caso de los enfermos y los ancianos que requieren cuidados. Pero si tienen que pergeñar un apaño tan decepcionante como este, mejor que dejen de pensar. España necesita un vuelco total para ajustarse a Europa. Mientras nadie quiera atreverse a hacerlo, seguiremos en las mismas.