Esta semana comienza la campaña de la renta. Desde este martes y hasta el 30 de junio millones de españoles afrontan el indeseable momento de hacer la declaración del Impuesto sobre la Renta generada en 2022. Y como todos los años hay novedades. Muchas a favor, cómo no, de la propia Hacienda siempre insaciable. Atentos, por tanto, a los datos que nos proporciona y a los intereses de demora que la propia Hacienda genere a nuestro favor porque serán considerados ingresos y habrá que declararlos. De hecho, ya el año pasado los ingresos por IRPF fueron históricos por diversos motivos, entre ellos la alta inflación soportada. Casi 110.000 millones que habrá que sumar a lo recaudado a finales de junio, una vez se hayan presentado las declaraciones y los 37.000 millones que ya se han recaudado en los primeros meses de este año.
Pero, como nunca es suficiente, un año más y este se notará bastante, el Gobierno ha decidido no deflactar la tarifa y eso supone pagar más, ya que su salario no ha subido tanto como el IPC. Una practica que viene repitiéndose desde hace varios años y que aumenta la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, que ya es una de las más altas de Europa. En esta campaña, debido a las altas tasas de inflación que soportamos en 2022, la pérdida será aún mayor que otros años, entre 200 y 600 euros, casi un punto de la renta.
La deflactación de la tarifa del IRPF ha sido una de las propuestas del PP para aliviar la carga de la subida de los precios. Una fórmula justa y más rápida de conseguirlo, sobre todo viendo las dificultades burocráticas de los distintos cheques y subvenciones que el Gobierno ha puesto en marcha con el mismo objetivo y que finalmente la burocracia hace prácticamente imposible acceder a ellas. Cientos de miles de ciudadanos no han podido lograrlo y decenas de millones de euros han quedado en las cuentas de Hacienda ante las numerosas trabas a las que tienen que hacer frente. La voracidad impositiva no tiene límites y este año podremos comprobarlo en los próximos días y meses.