El día que se hizo público que Ana Obregón había sido madre por gestación subrogada de una niña se desataron las furias del infierno. El caso pasó a ser cuestión de Estado, las redes se incendiaron y desde el propio Gobierno se atacó duramente a la actriz, acusándola, directa e indirectamente, de explotación y violencia contra las mujeres, acusaciones a las que se sumó de forma vehemente la consellera de Presidencia, Función Pública e Igualdad del Govern, Mercedes Garrido. Y, lógicamente, después de estas palabras, el ‘fichaje estrella’ de Armengol para concurrir en las listas del PSIB a las elecciones autonómicas, el doctor Oriol Lafau, uno de los mejores profesionales de estas Islas, renunció, haciendo gala de su coherencia, a presentarse a los comicios, ya que es padre de una niña nacida por este método. Mientras, la campaña de acoso y derribo no cesa, pero, eso sí, los que ahora vociferan son los mismos que en su día callaron ante Miguel Bosé, Javier Cámara, la baronesa Thyssen… Y tantos otros. Hipocresía y cobardía a partes iguales.
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