Está armando el taco el audio enviado por un colegio público que dice a los progenitores de los alumnos que el 19 de marzo ya no se celebra el día del padre, por las distintas situaciones familiares existentes. Y en su lugar apuesta por la celebración del día de la persona especial que, curiosamente, nunca es el padre de las criaturas, sino que propone todo tipo de combinaciones de personas especiales, haciendo hincapié en un presunto primo Jaime.
Lo obvio de la desaparición del día del padre es que molesta su figura a los proponentes de la singular alternativa que, curiosamente, no aboga por quitar el día de la madre o al de la mujer, a quienes también afecta el cambio de la institución familiar. Y demos gracias a Dios que, de momento, en la copiosa relación de alternativas no figuran las mascotas, que con la inminente ley del bienestar animal pronto podría suceder.
Por mucho que le quieran poner paños calientes los autores de la ocurrencia y sus corifeos, se trata de una medida más contra los varones en esa moda insensata de demonizar todo lo que no sea feminismo manifiesto y además lo más radical posible. Puestos a eliminar la figura del padre, los defensores de la supresión podrían haber abogado por el día del esperma, ya que por muy feminista que se sea y por muy aborrecible que veamos al varón, hasta en la fecundación in vitro hace falta su participación.
O sea, que no nos hallamos ante una ingeniosidad benevolente e inclusiva, como ahora se dice, sino que propende a la eliminación de cualquier figura que los proponentes del engendro asocian con el vituperado y sedicente patriarcado heterosexual. Que conste.