Ignoro si existe el concepto técnico de «legislar por encima de nuestras posibilidades», pero puesto que no hace mucho nos convencieron de que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, y vivir es legislar (sin leyes nos descarriaríamos), tentado estoy de decir que, efectivamente, tras su último arrebato legislativo de la semana pasada (ley trans, reforma del aborto, bienestar animal, reforma del solo sí es sí, etc), el Gobierno está legislando muy por encima de sus posibilidades. En tromba, presa de auténtico furor legislativo. Saca las leyes a puñados, a racimos, y eso que dada su exigua minoría parlamentaria, de carácter fantasmal, se aseguraba que no iba a poder legislar nada. No poder, pero hacerlo incluso en exceso, es precisamente lo que significa vivir por encima de las posibilidades. Lo que de rebote, y puesto que el PP rechaza todas y cada una de esas leyes, una por una con cara de asco, también nos permite afirmar que el PP se opone por encima de sus posibilidades. Para ellos, vivir es oponerse. Sería fantástico que todo el mundo estuviese haciendo cosas que no puede hacer, pero el arrebato legislativo del Gobierno no empezó la semana pasada; es un largo arrebato, y ya ni me acuerdo de todo lo que han legislado, y sacado adelante Dios sabe cómo (o de pura chiripa, tal la reforma de la reforma laboral), en esta tormentosa legislatura.
La sedición, la malversación, la libertad sexual que tantos disgustos está le dando (¡ah, la libertad sexual!), los asuntos fiscales, el aumento del salario mínimo… Mogollón de leyes, todas las cuales se propone abolir el PP. Que ya tiene listo, sin necesidad de trabajar, su programa para la próxima legislatura. Se nota que ellos, tras rechazar por encima de sus posibilidades, también quieren legislar igual. Y ahí hay que decir que eso no es tan fácil, como sabemos los que vivimos hace tiempo de milagro, por encima de nuestras posibilidades. Lo contó Oscar Wilde, que mientras agonizaba en la miseria exigió una copa de champán: «Me estoy muriendo por encima de mis posibilidades», exclamó. Otra cuestión es si podremos consumir la cantidad de leyes que evacua el Gobierno en su arrebato legislador, porque a la gente le caben las leyes que le caben, y a partir de ahí ya se descarría. Me temo que unas sí y otras no.