En pocos meses finaliza una legislatura compleja. Un período en el que la economía internacional se ha visto sacudida por dos graves acontecimientos: la eclosión de una pandemia mundial; y el estallido de una guerra en Europa. Ambos fenómenos se han visto concatenados: el primero de ellos, que apareció en 2020 tras una fase de recuperación de la crisis financiera iniciada en 2008, dio paso al segundo. Sin tregua. El socavón en la economía internacional y, por supuesto, en la balear ha sido monumental. Sin embargo, conviene aportar datos concretos que infieren una realidad innegable para la economía de las islas: su enorme capacidad de resiliencia (fuentes: Memorias del CES e Ibestat).
El PIB del archipiélago transitó desde un crecimiento robusto en 2015 (5,4 %), hasta el hundimiento del 2020 (–20 %), para llegar a una vigorosa recuperación en 2021 y 2022, con cifras de dos dígitos (11,3 % en 2021 y más del 12 % en 2022, cifra provisional). Estos números demuestran que, tomando el indicador sintético del PIB, el crecimiento económico balear ha sido muy relevante entre 2015 y 2020, para caer con estrépito en este último año como consecuencia directa de la pandemia, y despegando en 2021 y 2022.
En paralelo, hemos asistido a un avance en la creación de empresas en las islas, con un incremento del 5 % en 2021 sobre 2008. La contratación ha sido igualmente expansiva: de una fuerza laboral de 410 mil personas en 2014, se han consolidado cerca de 474 mil en 2021, mientras 2021 cerró con una tasa de paro del 14,8 %. En el primer trimestre de 2014, la tasa se situó en el 26,7 %, mientras que en el primer trimestre de 2022 se emplazó en el 18 %, 8 puntos menos. La tendencia positiva se confirma en los avances de cierre para 2022: casi pleno empleo.
El turismo de masas ha sido el gran motor. La consolidación de unos 16 millones de turistas entre 2018 y 2022 –con un 2020 de infarto– junto al incremento del gasto turístico en 2022 (6 % en relación a 2019), justifican las cifras del PIB y las del mercado de trabajo y de formación de empresas.
Factores que contribuyen a explicar estos guarismos, con sus claroscuros (externalidades negativas en el caso del turismo) son:
1) La conexión internacional de la economía balear, consolidada a partir de 2014-2015 (saliendo de la Gran Recesión), y golpeada por el virus en 2020, con importantes repuntes en 2021 y 2022.
2) La mayor capacidad presupuestaria del Govern (liquidaciones generosas de la financiación autonómica y capitales ingresos de fondos europeos y del gobierno central: manás imprescindibles hacia personas y empresas).
3) La política económica del Ejecutivo balear, con la aplicación de esos recursos: despliegue de políticas sociales, ayudas empresariales, mejora de procesos de gobernanza, acuerdos con sindicatos y patronales. Claro y raso: balance positivo.
Negar estos datos es oscurecer evidencias. Esos importantes desarrollos se han producido en coyunturas de gran complejidad. Pero el cambio de visión en Europa y en España ha ayudado muchísimo: de la austeridad al neokeynesianismo. Recuperación con dinero: de España, de Europa. En el tintero: el nuevo modelo.