Hay quien miente y hay quien además se cree sus propias mentiras. Tengo la impresión de que Pedro Sánchez es de estos últimos, porque para presentarse a él mismo como «garante» de la Constitución hay que ser o un cínico o sencillamente que se cree a pies juntillas su propia afirmación. Así que siento decirlo pero no me creo al presidente, al menos en su afirmación de que es garante de la Constitución. En mi opinión eso dependerá de lo que le convenga. Si en las próximas elecciones generales no obtiene mayoría suficiente para gobernar y necesita a los partidos independentistas que quieren acabar con la Constitución, no tengo dudas de que volverá a pactar y gobernar con ellos.
La afirmación del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, de que al año que viene volverán a plantear la celebración de un referéndum no es para echarla en saco roto. Los independentistas ya lo intentaron en el 2017, y han sido premiados por el Gobierno Sánchez, que no se ha despeinado a la hora de derogar el delito de sedición y rebajar el delito de malversación. O sea que las afirmaciones del presidente diciendo que no habrá referéndum no son creíbles.
El caso es que Pedro Sánchez cree que los ciudadanos tenemos poca memoria y que además nos puede engatusar con esa serie de medidas que ha presentado como ese cheque de 200 euros para familias en dificultades. Bienvenida sea esa ayuda junto a la rebaja del IVA en determinados alimentos, pero eso no le convierte en garante de la Constitución ni al resto de los ciudadanos en crédulos.
Pero como estamos en Navidad el espíritu navideño me lleva a pensar que efectivamente Pedro Sánchez se cree lo que dice en cada momento. Claro que los momentos son efímeros así que cambia de opinión de un momento a otro. Por eso yo no me creo lo que dice, y les aseguro que me gustaría creer que un presidente socialista es efectivamente garante de la Constitución.