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El derecho y la justicia, juguetes de la política

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El símbolo de la justicia se representa con una estatua, (normalmente una mujer) con una venda en los ojos, una balanza en una mano (equilibrio) y una espada en la otra (poder). La venda en los ojos no quiere decir que la justicia sea ciega, sino que no puede hacer distinción entre las personas.

El PP que presidía Rajoy bloqueó en 2008 la renovación del Consejo del Poder Judicial durante año y medio. No quería perder la ‘mayoría' de la época Aznar. El PP de Casado y Feijóo lleva bloqueando la renovación del Tribunal Constitucional desde hace años. No quiere perder la ‘mayoría' de la época de Rajoy. Un escándalo. ¿Acaso no es ya una vergüenza que hablemos de mayorías y minorías en un tribunal?

El Gobierno de Sánchez se ha inventado la legislación a la carta, la aprobación de normas que tienen nombres y apellidos como destinatarios de éstas. Otro escándalo. Es evidente que la ley no puede hacer desaparecer por arte de birlibirloque a unos delincuentes mediante el subterfugio de eliminar el delito como tal, negociándolo precisamente con los delincuentes implicados. Y como lo sabe, hace trampas en la tramitación legislativa. Escándalo sobre escándalo.
Es un disparate convertir la sedición en un delito de desórdenes públicos porque son conceptos distintos. Tendría mucho más sentido, si se elimina la sedición, modificar el delito de traición, de manera que quepa el de ejecutar actos para romper la unidad del país.

La reducción de pena en la malversación de caudales si no hay lucro directo no es solo poner nombre y apellido a los que se beneficien sino abrir una puerta muy peligrosa: distinguir entre malos y peores. Los que se quedan el parné y los que ayudan a que otros se lo queden.

Indignado, el PP presenta recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional pidiendo como medida cautelarísima la suspensión de la tramitación parlamentaria por las enmiendas añadidas sobre nombramientos de jueces. Y va el Tribunal Constitucional y, basado en esa mayoría conservadora, la concede sin escuchar a la otra parte. Y los dos miembros que son objeto de recusación participan en la votación que rechaza su recusación. Se impide debatir en ambas cámaras, una ley que nadie ha declarado inconstitucional. Escándalo sobre escándalo ¡Manos arriba, esto es un atraco! Espectáculo insólito en nuestro sistema institucional. El juego democrático de equilibrio de poderes ha saltado por los aires. Es una vergüenza. No me extraña que los populistas ganen terreno.

En la facultad de derecho estudiamos que los gobiernos se someten a las leyes y a la justicia. El ejercicio de la democracia nunca está por encima de la ley. Aquí parece que sea al revés. Le hemos quitado la venda a la estatua.

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