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«Granadas mallorquinas», en Washington

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Uno de los pintores, y acuarelistas, mejores, con más técnica y más interesantes (y tal vez divertidos) que han plasmado Mallorca fue el estadounidense, aunque nació en Florencia (donde también nació, por cierto, el archiduque Luis Salvador), John Singer Sargent (1856-1925). Fue un retratista maravilloso y aristocrático (cuando quería) y muy cotizado, a razón de 150.000 dólares por óleo, lo    que era una barbaridad entonces; sin embargo sus retratos más alucinantes y lustrosos fueron los de dos grandes escritores, nada menos que varios de Robert Louis Stevenson y solo uno de otro genio, Henry James. Singer Sargent fue un enamorado del Museo del Prado (sobre todo de los cuadros de Velázquez): durante un tiempo acudía al Museo de Museos a extasiarse con unas obras de arte que los habitantes de España no valoramos ni siquiera hoy. Copiaba y copiaba cuadros, y copiaba,    y combinaba esa faceta suya clásica, de dominio exacto del pincel y su paleta,    con sus merodeos y extravagancias educadas por una España con su pintoresquismo desbordante y su folclore que le entusiasmaba, todo lo reflejó en multitud de óleos. Su estilo, excelso y muy depurado, cabalgaba entre el impresionismo y el realismo e incluso ronda a veces el hiperrealismo; en ocasiones su lenguaje pictórico se parecía mucho al de Sorolla, gajes de la época. Pintaba un poco de todo lo que le daba el paisaje mallorquín de sí: lo mismo los farallones de la serra de Tramuntana que unas ramas.

Viajó, Sargent, mucho y visitó por primera vez Mallorca en junio y julio 1908, le gustó demasiado la Isla y repitió la visita al poco, ese mismo año, con su hermana, Emily, y con Eliza Wedgewood, miembro de una rica familia de empresarios británicos dedicados a fabricar finas porcelanas. Sargent era un homosexual muy elegante y esmerado. Se hospedaron todos en Can Mossenya con sus cipreses (Valldemosa) y pasó Sargent una época muy feliz pintado paisajes y acuarelas (cerca de ochenta) y detalles vegetales (raíces, frutas, árboles, rincones campestres, marjales) de Mallorca: isla de la luz, del cromatismo y de una belleza (entonces) popular y natural inconmensurable (desde aquellos días, me perdonen ustedes, hemos empeorado mucho).

Precisamente uno de sus cuadros más famosos es el de unas granadas mallorquinas que figuran en la contraportada del catálogo Sargent & Spain correspondiente a la exposición dedicada a este artista que estará abierta hasta el próximo de 2 de enero en la National Gallery of Art (Washington). En la misma se pueden ver tres óleos pintados en Mallorca, el ya célebre de las granadas, el pescador de Mallorca (posiblemente de Cala Deià) y el de un olivo de la zona de Valldemossa, los tres están datados en 1908. Una biografía sucinta de Sargent fue publicada por ese degustador fino de nuestras artes visuales que es don Miquel Alenyà en su blog (miquelcinema.blogspot.com). Uno de los cuadros mallorquines más raros de Sargent se puede ver en el museo Thyssen.

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