El debate inicial sobre ecotasa sí, ecotasa no, de ninguna manera, qué barbaridad contra el turismo, evolucionó hacia la aceptación a regañadientes del impuesto, pero con rechazo total a cualquier subida. En los últimos años, la confrontación se centra en el destino de los fondos que aportan los turistas y, ahora, cuasi al esperpento. Asoman la cabeza los de siempre con el coro de sus secuaces para seguir negando la mayor, por una parte, y pedir para el turismo (su modelo turístico) el dinero de los turistas.
Parece estrambótico justificar que el Govern reparta la recaudación entre proyectos no relacionados con lo que el turismo necesita y con la restauración de lo que el turismo deteriora. Dedicarlo a cosas que debería cubrir el Presupuesto parece fuera de toda lógica y del espíritu de la ley, pero hay otros destinos que conviene tener en cuenta. Una reflexión: si Palma es una de las ciudades más visitadas del mundo (puesto 17) con casi nueve millones de turistas al año, algo tendrá que ver en el atractivo de la oferta turística y algo tendrá que recibir de la ecotasa para mejorar cosas que redunden en turistas y residentes.
Y una sugerencia escatológica: a ver cuándo se pone en marcha un sistema de váteres públicos estratégicos en zonas de toda Baleares con gran afluencia. En fin, como hay organizaciones y partidos con visiones opuestas de presupuestos y tasas, la petición ingenua es que intenten llegar a una entente, aunque no sea cordial, sobre medio ambiente y servicios que hay que cuidar para el futuro del turismo que necesitamos.