El descubrimiento de la fosa donde fueron tirados los cuerpos de Aurora Picornell i les Rotges del Molinar ha generado multitud de noticias en medios locales y estatales. Muchos han corrido a declarar públicamente su reconocimiento a estas mujeres. Se ha hablado de memoria recuperada, de vuelta a casa y de reparación para las familias. Se han escrito artículos, se han organizado homenajes y se anuncia su nombre para una biblioteca. Al menos queda claro que quienes las asesinaron no lograron borrar su existencia y 85 años después siguen siendo un referente importante.
Junto a los huesos también ha aparecido la pluma de Aurora y se ha señalado que escribió para diversas publicaciones. Nos preguntamos dónde están esos escritos, si alguien los ha buscado con el mismo ahínco con el que se han buscado sus huesos. ¿Por qué tenemos que conformarnos con biografías interpretadas por unos y otros en vez de conocer lo que ellas mismas dijeron?
Su memoria no está en sus huesos sino en sus palabras, que siguen ocultas, enterradas en fosas aún más profundas hasta hoy. Tal vez esas palabras suyas desmentirían discursos hechos ante sus huesos mudos y que las definen como víctimas y no como quienes realmente fueron en vida. Su lucha y sus ideas podrían desenmascarar a muchos y desvelar un camino muy diferente al de la claudicación y el servilismo para afrontar las contradicciones que siguen sin resolverse desde entonces. La pluma de Aurora es la llave para desvelar su verdadera memoria.