Un profesor de violín ha sido despachado de su puesto en el Conservatorio de Castellón. Incluso los lectores veteranos, tras el titular, casi intuimos que habrá algún asunto de extorsión a alumnos o abusos, porque es difícil suponer que lo hayan puesto en la calle, por no saber tocar el violín, aunque estamos tan acostumbrados a los enchufes autonómicos que podría ser una hipótesis interesante. El profesor en cuestión, Ángel Sampedro, no sólo domina el instrumento, y ha sido reconocido fuera de nuestras fronteras, sino que es creador de la Orquesta de Música Barroca de Salamanca, con la que recorrió toda Europa; y creó, por encargo del Ayuntamiento de Madrid, la Orquesta Barroca-Conde Duque... Y, en fin, muchos de sus alumnos, en Castellón, proceden de otros lugares de España, debido a su prestigio.
Llegados a este punto, casi tomamos aire para estar preparados y enterarnos de la terrible acción que habrá llevado a cabo para hacerse merecedor de este rechazo, un año antes de su jubilación, y es bueno que tomemos aire, porque el crimen cometido por este excelente violinista y profesor es... que no ha aprobado el nivel superior de valenciano. Tiene capacidad para entender el valenciano, pero no lo domina, y eso ha colmado la paciencia del Consejero de Cultura del Gobierno de Ximo Puig, y quién sabe si del presidente de la Diputación Provincial, que estará sumido en un barril de vergüenza, al comprobar que, en los últimos años, este sujeto ha estado enseñando a tocar el violín a castellonenses y españoles de otras ciudades, sin poseer el nivel de valenciano que merece el conservatorio.
Todavía no hay sustituto, porque los alumnos tienen un nivel más alto que los aspirantes a ser sustitutos, pero aunque sea un rascatripas estemos tranquilos, porque sabrá hablar valenciano. Y, aunque tarde, se ha hecho justicia, y el violinista no está en el tejado de su categoría, sino en el suelo. Le está bien empleado... por irse a Valencia, esa maravillosa tierra, regida por tontos contemporáneos.