Llegué tarde al homenaje que le hicieron a Jimmy. Me lié con un 22 que pensé era la hora y resulta que era el año. En el vestíbulo me dijeron que estaban terminando. Son cosas que pasan cuando sales de casa de Corpus a Adviento. La señorita que estaba en la entrada no fue excesivamente simpática: «Está completo», y no me dejó entrar. Cambian los tiempos, cambian los empleados. Creo que Ferragut ha delegado en sus hijos la dirección de la empresa y los retoños no son como los padres. (Rafael, te quiero). El Auditorium de Palma es el teatro donde he dejado imaginación y trabajo. Aquella noche ni me conocieron y no pude darle un beso a Jimmy. Recuerdo cuando trabajamos juntos en el Trui, que empezaba a nacer en la antigua plaza Jinetes de Alcalá. Siempre estaba dispuesto a retos nuevos, como su participación en mi película Proceso a ETA o en la obra de Cela El carro de heno, que nos llevó a Madrid. Un artista se nace y Jimmy nació siéndolo. Su interpretación de Montserrat Caballé se vio en todas las televisiones del mundo, menos en la balear, que entonces ni existía. No se puede comparar a Jimmy con otro transformista porque su calidad está fuera de todos, pero sí puedo asegurar que en Francia sería tan estimado como Joséphine Baker, que no era transformista, sinó artista de cabaret. Hoy, en todo el mundo los llaman drag queens, aunque él solo es «es fill del paisano», un showman, un artista de variedades, el hombre de las lentejuelas y las luces de neón... No le encontrarán ni en Chez Michou de París ni en Las Vegas y aquí quedan pocos lugares con nostalgia bohemia. Es mallorquín, vive en su ciudad, querido y respetado por quienes le conocen o la han conocido. Un pequeño homenaje es poco para un hombre tan grande. He hablado muchas veces de Jimmy. Si hubiera nacido en París en lugar de nacer en Palma, le habrían hecho un homenaje en el Olympia o el Folies Bergère y no en la Sala Mozart. Jimmy tiene muchos amigos y hubieran llenado la Sala Magna. Si los que ahora manejan la cultura supieran lo que significa Jaume (a secas), perderían el culo por homenajearle como es debido y en presencia de la presidenta, del obispo y de los Reyes. Los de la cultura siempre llegan a poco y mal.
Jaume Horrach (Jimmy)
Manuel Macià | Palma |