La prensa y casi todos los partidos del arco parlamentario de nuestro país se llevan las manos a la cabeza desde el domingo tras la clara victoria electoral de Giorgia Meloni en Italia. Nos dicen algunos medios que «la victoria de Hermanos de Italia llega en el peor momento para un partido sin una amplia clase dirigente ni apenas experiencia en las instituciones» o que «a la líder de Hermanos de Italia le toca hacer equilibrismo para que su Ejecutivo guste a sus bases, supere el veto del presidente Mattarella y no ponga en pie de guerra a la Unión Europea».
En realidad, conviene empezar por respetar la elección democrática y soberana de los ciudadanos italianos y, seguidamente, trabajar en el sentido de continuar colaborando, como hasta ahora, con un país vecino y amigo ya que es en nuestra calidad de europeos que conseguiremos vencer los desafíos comunes.
La primera ministro de Francia, en cuanto a ella, ha manifestado que su país estará muy atento al respeto de los derechos humanos en temas como el derecho de interrumpir los embarazos o de las relaciones entre personas del mismo sexo olvidando que no fue hasta 2018 que la República de Irlanda reconoció el derecho a abortar, que un país como los Estados Unidos haya revisado recientemente este mismo derecho o que 12 países europeos aun no reconozcan el matrimonio igualitario y que otros tantos de nuestro continente no reconocen aun las uniones entre personas del mismo sexo y todo esto sin que sus calificaciones ‘democrática' se hayan visto afectadas.
Giorgia Meloni, es verdad, afirmó cuando tenía 19 años que «Mussolini fue un buen político» pero también hay que situar esta afirmación en el contexto de un país en el cual 66 % de los jóvenes entre 19 y 25 años piensan que «la dictadura de Mussolini debe ser, en parte, condenada pero que también trajo beneficios» o en el contexto de un país en el cual solo 64 % de votantes consideraron que debían ir a votar el pasado 25 de septiembre.
Albert Einstein dijo que la verdadera locura es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperando resultados diferentes. En la mayor parte de los países europeos es lo que se lleva haciendo muchos años: se eligen los mismos individuos y partidos, una y otra vez, esperando resultados diferentes. En Italia esto ha conducido a la designación de 67 gobiernos desde 1946 o sea casi uno por año: Italia ha decidido probar otra cosa.
Es muy curioso que cuando, en su día, el partido calificado de ‘extrema derecha', Liga, alcanzó un pacto con el partido de extrema izquierda Movimiento 5 Estrellas para formar pacto de gobierno en Italia nadie se arrancó los pelos en señal de pánico. Es muy curioso que cuando, en su día, un partido de extrema izquierda como Podemos, considerado así tanto por su ideología como por sus reivindicaciones, alcanzó un pacto con el PSOE para llegar al Gobierno de España nadie se arrancó los pelos en señal de pánico.
Es muy curioso que cuando, hoy, una coalición de partidos conservadores liderados, es verdad, por Hermanos de Italia gana unas elecciones, todo el arco parlamentario español se arranca los pelos en señal de pánico.
Dejemos a la Sra. Meloni formar gobierno, dejemos a la Sra. Meloni gobernar y, mientras, en lugar de arrancarse los pelos de la cabeza, los partidos de izquierda de nuestro país deberían pensar que si en Italia ocurrió lo que ocurrió y si en España puede ocurrir algo similar es porque los políticos de izquierda son totalmente incapaces de convencer a nadie; son incapaces de presentar soluciones a los problemas de la ciudadanía; son incapaces de presentar balances positivos para nuestra economía; son incapaces de presentar balances positivos a nuestro mundo laboral; son incapaces…