Acausa de la guerra en Ucrania y las dificultades derivadas por la crisis energética, España está ejerciendo un liderazgo sin precedentes a nivel continental. Las conexiones de gas con el sur, la capacidad para regasificar el gas natural licuado, está convirtiendo a España en un actor significativo en el juego de equilibrios y para ello se ha buscado a la primera potencia europea como aliado.
Los enlaces España-Alemania y las repetidas reuniones entre Pedro Sánchez y el canciller Olaf Scholz están dando resultados. El fin de la era Merkel y la coincidencia en los colores políticos de los dos países, está ayudando a forjar esta alianza entre la primera y cuarta potencia europea.
La colaboración Tudesca va más allá del trabajo en común a nivel europeo y se visualiza en las medidas frente a la crisis energética que se toman en los dos países.
España y Alemania fueron los primeros países europeos en establecer planes de ahorro energético: apagar los escaparates, imponer límites a la temperatura o exigir a los comercios medidas encaminadas al ahorro energético.
Si hace justo un año, Alemania se enfrentaba a España por la reforma del mercado eléctrico, y en ocasiones, juntamente con los países nórdicos, ridiculizaron las propuestas españolas, ahora nos encontramos con Alemania como fiel aliado y se suma a propuestas sureñas como el de recortar los beneficios caídos del cielo, los ‘windfall profits', de las centrales nucleares y de las hidráulicas.
Otra medida compartida por los dos gobiernos, es la rebaja del impuesto sobre el gas. En España entrará en vigor el mes que viene y será del 21 % al 5 %. Mientras que en Alemania pasará del 19 % al 7 %. Para el transporte público, Alemania creó una tarifa universal de 9 euros al mes, mientras en España se establece una rebaja del 50 % en el transporte público por todo el país.
Después de la salida inglesa de Europa, quedan cinco países con potencial económico, político y demográfico considerable: España, Francia, Italia, Alemania y Polonia. Constituyen una fuerza poblacional de más de 160 millones de personas. Aunque no lo parezca que el eje hispano alemán vaya en detrimento del eje París-Berlín; pero sería bueno para la Europa actual el nacimiento de una alianza de este calibre.