Para investigar una época, muy buena herramienta es el lenguaje. Sería algo como «háblame, y te diré quién eres». Si en tu vocabulario salen constantemente palabras como transversal, transatmosférico, transformista o transgenérico es que te encuentras en un bando del gran debate. Si tu vocabulario hace uso frecuente de vocablos como interioridad, intimidad, intensidad o introspección es que te encuentras en el otro bando. Los dos prefijos – trans e in – van indicando el duelo cultural entre los que sostienen que el mañana de nuestra cultura se encuentra en un más allá mundano y los que sostienen que se encuentra en un más adentro humano. Los estudiosos distinguieron entre quienes buscaban la felicidad en un Eldorado más allá de las fronteras, y los que la buscaban bajando a lo más íntimo de su interioridad; entre los que, para alcanzar un mejor futuro, abrían caminos exteriores y los que abrían procesos internos.
Son muchos los que, por estar decepcionados por lo que hay, luchan por lo que podría haber. La contraseña de la felicidad en el próximo futuro, ¿estará en manos de lo post-humano - el transhumanismo - y, por tanto, de una máquina o del núcleo más hondo de la intimidad personal y, por tanto, de una mística?, ¿la gestionará un robot universal anónimo o la poesía personal de cada libertad humana?