Entonces se acercó una señora, con una copa de vino tinto en la mano, y me dijo:
- Ud. es el doctor Cortés, ¿verdad?
Yo le dije que sí, que intentaba seguir siéndolo. Ella me dijo:
- Con esto que tiene en la mano, seguro que lo conseguirá.
En la mano un servidor tenía un daiquiri, un bendito cóctel refrescante y tonificante, que mi amiga Lorena, que oficia como auxiliadora de sedientos en un templo del buen comer y el buen beber que suelo frecuentar, Sant Jaume mediado, me había preparado. Le dije a mi nueva amiga:
- Sin duda, nada mejor a esta hora del mediodía tardío que una buena copa, bien preparada, tomada en un buen sitio y en buena compañía. Ayuda a ventilar el poso del trabajo que la mañana te ha dejado en el fondo de tu cerebro y contribuye a allanar el camino de la tarde y sus líos.
Me dijo que estaba de acuerdo, totalmente, pero si no era yo el que predicaba por todos los sitios más o menos civilizados –textual– que nada de alcohol y de tabaco y que, en consecuencia, menudo ejemplo estaba dando yo sentado en el taburete de la barra con gesto feliz bebiéndome un cóctel. Hacer y no predicar, remató debo decir que manteniendo la complicidad divertida en los ojos.
Le dije que lo que decía era en parte verdad y en parte incierto. Es mejor decir incierto que mentira, decía mi añorado padre, suena mejor, se acepta mejor. Una vez más seguir el consejo de don Lamberto me fue muy bien. Me contestó, sin perder la sonrisa, que ah, vale, pero explíquemelo, doctor, por favor.
Y allá que me lancé, dando de vez en cuando un sorbito no de champán, como en la mítica canción sesentera de Los Brincos, sino de mi daiquiri. Ella me escuchó muy atenta, de pie frente a mí, sin atender mi invitación a que se sentara a mi lado, con su copa. Le pregunté por su nombre. Llámame Tuli, me dijo, añadiendo, cordial, ¿podemos tutearnos, verdad? Le dije:
- Claro que sí Tuli, por supuesto. Estamos compartiendo un momento estupendo en un sitio estupendo y esto requiere informalismo, aunque siempre educado, claro.
Ella me contestó «vieja escuela, doctor, vieja escuela la tuya». Le agradecí mucho lo de vieja escuela –nos reímos los dos– y seguí:
- El Código Europeo contra el Cáncer dice claramente «no fume, no consuma ningún tipo de tabaco» y «limite el consumo de alcohol». Así de claro, así de simple lo recomienda la Organización Mundial de la Salud. Contundente no, sin matices, al tabaco y tome Ud. poco alcohol. Debería decir y procure que sea del bueno, añadí.
Y continué:
- Moderación es la palabra, Tuli, mucha moderación en su consumo. Nada de conductas compulsivas, nada de aquí te pillo aquí te mato, nada de botellón ruidoso. Limitemos su consumo, concentrándolo con sabiduría educada en momentos selectos. Nuestra cultura latina sabe mucho de esto, la sabia y pausada tertulia con un buen vino o un buen coctel presidiéndola. Dijo el gran George Brassens que no hay vinos buenos o malos, hay vino tomado en buena o mala compañía.
- Todo suena muy bien, doctor, me gusta lo que dices, pero esto, ¿dónde está publicado? Yo uso mucho las redes sociales y allí ni papa de esto.
- Este es el problema Tuli, ahí está la clave: redes sociales, un charco lleno de noticias basura que alimentan a multitud de gente bienintencionada que busca información. No uso este mundo, pero no paro de recibir pésimas noticias de su influencia y contenidos.
- Eres un antiguo, doctor, me dijo levantando su copa y dándole un sorbo. Ahí está la fuente de lo que sabemos, de lo que discutimos, de lo que despreciamos, de lo que amamos. Ahí está todo. Ahí es donde la gente se informa, concluyó dando otro sorbo.
- Seré un antiguo, pero me gustaría que la información que reciben mis conciudadanos tuviera calidad. Si uno se informa bien, la decisión derivada que pueda tomar será buena; si uno bebe de fuentes contaminadas, el dolor de barriga física e intelectual está garantizado. ¿Me dejas que te pida tu contacto? Quisiera invitarte…
- ¿A cenar?, me interrumpió con una amplia sonrisa…
- Por qué no, será un placer, pero a donde quiero que vengas es a la conferencia que dará nada menos que la gran Elvira Lindo en la Real Academia de Medicina el día 13 de septiembre, martes, a las 7.30 de la tarde sobre calidad en información en salud, con el patrocinio del Grupo Serra.
- Iré. ¿Habrá copa de cierre? dijo, sonriendo
- Quizá, ya veremos. Te espero, Tuli.
Y a todas y a todos los que habéis tenido la paciencia de leer estas líneas. Nos vemos.