Como tema para este artículo estaba entre el Visit Mallorca o el SOS Residents pero para el segundo tal vez sea algo pronto y el primero se agotará tras miles de tuits, decenas de artículos, entrevistas diversas y algún político palmesano que ha aprovechado para buscar un lado jocoso a la larga reunión del Consell. Por desgracia, lo hemos hecho en temas mayores, muy pronto habremos olvidado este incidente (que además ha confrontado a hinchas de varios clubs).
Como idea fundamental y tal vez única: considero lamentable que se haya conseguido un amplio consenso para esta nimia cuestión cuando lo necesitamos para debates mucho más relevantes y que aparecen también en esta aportación económica para un patrocinio. ¿Queremos o no turistas? ¿Aciertan o no nuestros dirigentes? Había otras fórmulas más elegantes o justificables y ha quedado claro que no sabemos, al menos desde la política, resolver el problema de fondo: la gestión del flujo turístico y la desestacionalización. Hay muchas maneras de gastar en promoción y puede que la más fácil sea actualmente la menos adecuada. Sí creo necesario que exista ese gasto en promoción dentro de una estrategia, también controvertida al aplicar lo recaudado por la ecotasa. Por ello, debemos exigir que se haga con el máximo rigor, datos y con unos objetivos específicos (mercado de invierno, cruceros en otros puertos de Mallorca, turismo cultural…). El sector privado ha gastado mucho en transformarse y, sin duda, el sector público debería afrontar esa encrucijada. Es imprescindible propiciar una interacción entre ambos frente a su distanciamiento, más cuando este contubernio político el reaviva el enfrentamiento sobre el turismo que existe y que se traduce en más bocanadas de turismofobia (insoportables además de improductivas). Este escándalo ha dejado claro que los políticos gestionan sus intereses y su imagen cuando es verdad que la imagen de Mallorca como destino está sufriendo (de éxito).
Es fácil perjudicar la marca, como cuando la Isla de las Putzfrauen, símil que se utilizó en Alemania con un carácter despectivo y con el fin de hundirnos (nuestros atractivos y saber hacer fueron más fuertes que ese movimiento). Siempre entenderé que cualquiera de nuestras islas debe estar abierta a los perfiles y que debemos estar a la altura de la ilusión que muestran quienes nos visitan y confían sus vacaciones. Desestacionalizar es una utopía y el propio sistema parece que no lo quiere. Además, no sabemos si el remedio puede ser peor que la enfermedad (fuimos contra el todo incluido y ahora no nos importaría que los turistas no salgan del hotel en toda su estancia). Sabemos de qué depende visitar Mallorca y su futuro y ello requiere nuestro máximo empeño. Van mucho más allá del turismo, es un camino que difícilmente avanzaremos con estos políticos tan aferrados a lo suyo.