Más de 400 médicos piden en Mallorca un plan de choque efectivo para la Atención Primaria. Se calcula que faltan más de 300 médicos de familia, lo que les obliga a atender a más de 60 personas por día y médico. Mientras, el Govern pone en marcha una central telefónica que filtra el acceso a los centros de salud en toda Mallorca, pero que no va a acortar los tiempos de espera para ser atendido, ni los escasos minutos de atención previstos, ni va a ocultar la situación de deterioro general, invirtiendo en personal para alejar a la población de sus respectivos centros.
El deterioro de la Atención Primaria no es una situación específica de Baleares, sino de todo el Estado. No es pura casualidad o simple incapacidad para gestionar mejor. Es la aplicación de una política definida, aunque no anunciada: entregar la atención primaria a la sanidad privada, dejando en manos del estado la atención a las personas que no pueden pagarse un seguro y la atención hospitalaria cara y no rentable económicamente para los fondos de inversión que manejan el sector desde la enfermedad.
¿Vamos a asumir que la mala calidad de la atención es inherente a la sanidad estatal o que es un asunto del personal sanitario, que no nos implica como ciudadanos? ¿Y si tejemos alianzas con el personal sanitario? ¿Y si abordamos los centros de Atención Primaria como espacios en los que hay que situar la participación ciudadana y la coordinación de todos los recursos del entorno, desde la prevención y la preservación de la salud?