El número de hospitalizados por COVID se dispara, los enfermos se mezclan por falta de camas, la consellera de Salut, Patricia Gómez, minimiza la saturación de Urgencias en los hospitales, con la consabida frase de «pasa cada verano», y la presidenta del Govern, Francina Armengol, descarta restricciones dado que, y cito textual, «se debe garantizar la libertad porque es un derecho que tenemos todos», afirmando sin ningún rubor que la pandemia está controlada.
¿Cómo es posible que se pueda hablar de control y, lo que es peor, se aluda a la libertad como derecho fundamental para no imponer ninguna medida que impida la propagación de la enfermedad? Entonces, ¿qué han sido los estados de alarma?, ¿qué pasa con la libertad robada?, ¿y con las graves secuelas del confinamiento? Nada.
Nos han tomado y nos están tomando el pelo, porque el virus está aquí, se extiende a toda velocidad, los casos se multiplican, las cifras oficiales son irreales y cada vez son más los contagiados que están obligados a trabajar, pero todo es perfecto para el Govern.