En el universo, naturalmente, todo se cae, o se acaba cayendo, ya por efectos de la gravedad, de la entropía de los sistemas (no confundir con la empatía), o por pura torpeza. Personas, animales y vegetales se caen mucho, con suerte sobre un lecho de hojas caídas, y a menudo sobre el duro suelo. Pero también se caen las ciudades asediadas, los puentes, los imperios, las enciclopedias y hasta las estrellas absorbidas por un agujero negro. A veces a la gente le cae encima el pasado, aplastándoles por el peso de sus deudas, y a veces lo que se cae de pronto es el futuro, que se hace pedazos como un gigantesco jarrón chino. No sólo se caen las cosas inestables, o antiguas, porque las conexiones de internet se caen muchísimo, y no digamos los valores bursátiles y las criptomonedas, que debido a lo quebradizo de las criptofinanzas (y de la criptopolítica), se caen casi a diario.
Sin embargo, hay objetos especialmente caedizos, nacidos para caerse, como las hojas caducas de tilos o castaños, y las páginas del calendario. Los teléfonos móviles, por ejemplo, que deberían venderse con una cadenita para llevarlos colgando del cuello o de la muñeca, y aun así se las arreglarían para caerse al agua. Platos y vasos son un clásico en esta materia, nuestra civilización está edificada sobre grandes extensiones de platos rotos, y ponerles un asa a los vasos a fin de sujetarlos mejor, nunca ha servido de nada. Porque las tazas se caen todavía más, sin previo aviso ni razón aparente, como la anatomía, y existe un universo paralelo, muy romántico y fracasado, formado por grandes ideas caídas en desgracia, hojas muertas y tazas de té hechas añicos.
También anillos, ya que si bien mucha gente asegura que a ellos no se les caen los anillos, es mentira. Los anillos siempre se caen, y van a parar a ese sitio que digo. Lo sé porque estuve allí, y vuelto para contarlo. Y menciono las ideas porque no sólo ciertos objetos físicos son inherentemente caedizos, desmoronadizos sin remedio, sino también los objetos mentales. Las ideas, y los planes que a menudo generan, son lo más caedizo que existe. Ciertamente, en el universo todo se cae, pero algunas cosas más que otras. Cuidado con ellas.