Tras meses de preparación, parece que por fin la cordada occidental con más de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno guiados por los sherpas de la OTAN, hará cumbre mañana en Madrid. La cumbre de la OTAN en Madrid se llama este gran evento global, en el que acaso nuestro presidente Sánchez logre hablar unos minutos con el presidente Biden de EEUU, lo que es el sueño de su vida. Y le aliviará de las muchas tribulaciones que padece últimamente, no sólo en España sino dentro de su propio Gobierno. Lo que no quiere decir que esta cumbre político militar abarrotada de líderes, y por supuesto con la participación telemática del héroe Zelenski arengando en plan estrella de rock, sea una cortina de humo urdida por Sánchez para exhibir musculatura internacional.
El PP, siempre receloso, está convencido de ello, pero no. Es una cumbre de la OTAN de verdad y en Madrid. El Madrid de Ayuso, que tendrá que aparcar unos días su patriotismo madrileño en beneficio del nuevo patriotismo occidental, que encarna la OTAN. Los Estados Unidos, en fin. Y que, naturalmente, es ahora un patriotismo muy ucraniano. Y muy cómodo porque si bien la OTAN, la UE y Occidente en general no hicieron nada por evitar esta guerra, y hasta aprovecharon con entusiasmo la psicopatía de Putin, los muertos y las ciudades destruidas sólo las pone Ucrania.
A cambio de convertir, con la invasión del matarife Putin, un conflicto interno empezado en 2013 entre europeístas y prorrusos, en guerra mundial. Argucias del patriotismo global. Esto lo sabe y lo repite hasta el Papa, pero qué le vamos a hacer si nos gusta tanto guerrear. No lo digo por amargarle la fiesta a nadie, sino porque tanto ponderar esta cumbre de la OTAN, que empieza mañana, a lo mejor se nos había olvidado en qué consiste semejante cumbre y para qué sirve. Aparte de para que algunas ministras refunfuñen y el presidente Sánchez saque pecho y nos informe de que ha hecho cumbre con gran satisfacción de la cordada. La prensa, por lo visto hasta ahora, sólo pregunta si tendrá o no tendrá un diálogo estratégico privado con Biden. Si optimizará la cumbre. Bueno, enseguida lo sabremos. Y en cuanto a la cumbre en sí, más ucraniana que Eurovisión, poco cabe esperar. Son lugares gélidos, desolados, ventosos. Estratégicos.