Si hay algo que se aprende con la edad, es que la raza humana es de lo peor que existe sobre la Tierra, pero no fue siempre así. Uno recuerda la época en la que la gente era solidaria con el dolor ajeno. Si, como dijo Darwin, sólo sobreviven los más fuertes, el futuro tenderá a ser poblado por psicópatas; esto es, los más fuertes. Atrás quedarán –y es un símil– los chimpancés y ganarán los gorilas. El fuerte matará al débil y con eso estamos siendo educados: a la ley del individuo sobre la masa. También a obtener lo que uno quiere a costa de los demás y a utilizar el sexo para el placer hedonista sin pensar en el prójimo; a utilizar las guerras para el autoenriquecimiento y para obtener poder.
Las máquinas sustituirán el trabajo humano y se crearán multiversos para que los seres vivan en un universo paralelo hecho a medida. No es ciencia ficción, es la tremenda realidad que está a la vuelta de la esquina y donde los seres no productivos serán eliminados con el pretexto de que la eutanasia es necesaria para tener una muerte digna, donde la eugenesia disfrazada de abortos terapéuticos será el pan nuestro de cada día y donde pensar por uno mismo será un estigma. Además, será sospechoso de conspirador hacia un sistema económico tendente a crear esclavos. Se utilizarán, como de hecho ya se hace, los medios de comunicación como manipuladores de la opinión y todo aquel que ose pensar diferente será destruido, rompiendo su reputación a través de las redes sociales.
Para el 2050, España, siguiendo la ideología de Bill Gates, prescindirá de comer carne y comeremos vegetales. O nos educarán a comer insectos mientras los poderosos comerán caviar y langosta menorquina. La mierda para la masa y los mejores manjares para unos pocos. Con la excusa del cambio climático, no podremos ir a las playas ni acampar en el campo. Así se encarecerá el precio de la vivienda y solo la élite podrá pagarse el permiso para edificar o adquirir un inmueble. Somos una raza a extinguir en una sociedad para los billonarios.