Si tuviera un poco más de sentido común me guardaría muy mucho de hacer predicciones en esta columna sobre las elecciones en Francia y Andalucía. ¡Cuando quedan sólo unas horas para decidir los resultados! Sin embargo, la importancia de ambos eventos me impide morderme la lengua sobre algunas cuestiones. Todos sabemos que el sistema francés difiere mucho del nuestro (para peor, según mi humilde opinión). Por eso en Francia ya han decidido la Presidencia de Emmanuel Macron y hoy decidirán los miembros de la Asamblea. Para mayor abundamiento, si hoy se produjera un número suficiente de diputados de Mélenchon, Macron debería aceptarlo como primer ministro y habría una cohabitación entre ambos.
Los buenos resultados de Mélenchon y su reagrupamiento con las otras fuerzas políticas de la izquierda ha hecho que, en España, mucha gente de izquierdas haya pensado la posibilidad de que esto sea así, pero estoy convencido que no va a ser el caso: las coaliciones a vuela pluma entre quienes se han denostado hasta el último pueden ser útiles pero no hasta este punto.
En cuanto a Andalucía, no es necesario hacer grandes disertaciones porque todos y todas tenemos opinión al respeto. Eso sí, si en Andalucía pasa con Vox lo que ya ha pasado en Castilla y León, me vuelvo a la política en algún partido que me permita lavar los suelos.