Uno ya no sabe qué entiende Pedro Sánchez cuando dice «en el Gobierno no existen fisuras», porque el espectáculo que los españoles estamos presenciando desde que arrancó su pacto con unos partidos políticos que no creen ni en las ideas del PSOE, ni en estructura política de España, ni en muchos puntos de la Constitución –hablo de ERC, independentista, el PNV, de derechas, y Podemos– es dantesco. A mí, me da vergüenza ajena ver a Sánchez haciendo afirmaciones que caen en una contradicción escandalosa. Creo que él, como le ocurrió a J.M. Bauzá –el expresidente y peor enemigo que ha tenido el PP en toda su historia–, se ha quedado sin amigos que le hagan ver el ridículo en el que cae.
Todos se dan la razón y así conservan su cargo que, y ellos mismos lo van demostrando, es lo único que les importa. Ninguno de los cuatro partidos se queda atrás en ese universo de mentiras que ellos se han creado, y hasta se creen que nosotros nos lo tragamos todo sin que nos demos cuenta de las contradicciones con las que nos gobiernan y que tienen como resultado una política errática que se está cargando a la pequeña y mediana empresa; también esos partidos socios del poder –menos el vasco, que siempre salen ganando–, como es lógico, están bajando en las encuestas sobre la voluntad de voto. Y es que entre los cuatro se inventaron un pacto al que solo unía el ansia de poder.
Ni en algo como la respuesta a la guerra de Ucrania, se ponen de acuerdo… aunque después de la ‘discusión', para arreglarlo, todos ceden, pasan de sus propias ideas y, finalmente, siguen formando un ¿Gobierno? que recuerda la Rue del Percebe del TBO. ¿Se acuerdan? Solo el gato negro, siempre arriba, superaba la locura de sus inquilinos. Sí, ya sé que era ‘Rue del Percebe 13', pero es que el desgobierno que nos desgobierna, no tiene la mala suerte que el 13 emana, sino todo lo contrario: cuando todos los precios subían un día sí y el otro también, estalló la guerra de Ucrania y, de golpe, los cuatro partidos encontraron la excusa perfecta para justificar el desastre económico que las familias y las pequeñas empresas padecemos y que sus impuestos, al encarecerlo todo, crearon... mucho antes de que estallara la guerra.