Ya me figuraba yo que lo del espionaje iba para largo, porque a los indepes catalanes indignarse les pone eufóricos, excitando su creatividad publicitaria, y a las tontas y tontos de Podemos todo lo que sea hundir al Gobierno del que forman parte (como cuando el juez bíblico Sansón sacudió las columnas del templo, derribó el edificio y se llevó por delante a mil filisteos), le viene de perlas, les entusiasma. Así que cuando la ministra Margarita Robles, en sede parlamentaria, vino a confirmar que algo de espionaje sí que hubo (¡Y con Pegasus!), y estalló la escandalera mediática con docenas de declaraciones altisonantes, artículos y chistes gráficos de Mortadelo y Filemón y Anacleto agente secreto, brilló la luz y algo de este turbio asunto se hizo transparente.
Que el espionaje a los indepes, de haberlo y como sucede a menudo con el género de espías, más que espectacular fue irrisorio, del género cómico. Una chapuza de cuidado. Porque de lo contrario no habría habido dos referéndums ilegales, ni estaría en Bruselas el president Puigdemont, azuzando el conflicto inteligente. Espionaje II: Espía como puedas. Y en esas estamos. ¿Habrá tercera parte? Seguro, y también cuarta, porque ahora que ERC ha recuperado energías, sobre todo parlamentarias, y se ha empoderado otra vez, de ninguna manera soltará ese hueso. Se hará de rogar hasta la extenuación, por no hablar de la opinión pública digital, que es como es. Pero no adelantemos acontecimientos. Estábamos en lo irrisorio del tal espionaje.
Aún recuerdo a Rajoy en 2017, un par de días antes del 1-O y respaldado por todos los poderes del Estado, jurando en los telediarios con gran contundencia que jamás habría referéndum, de ninguna manera, imposible. Y como si un presidente del Gobierno dice eso cabe pensar que lo tiene todo controlado (muy espiado), pues casi nos lo creímos. Pero no, vaya si lo hubo. Rajoy hizo un ridículo histórico por datos erróneos, y poco después se vendían como souvenir pequeñas urnitas Made in Catalonia, con la leyenda Jo vaig votar. Lo sé porque tengo una en la estantería, regalo de mi nuera indepe, y ya se pueden figurar lo que pienso de esta chorrada de espionaje. Por algo será que la muy abundante información que todavía recibimos sobre este asunto, o son exabruptos o son chistes.