Quinientos años de sistemas conservadores no se borran fácilmente. En el 2014 se fundó un grupo político que había nacido en la calle para intentar mejorar la situación de los más desfavorecidos y romper la hegemonía de los dos únicos partidos que habían gobernado España desde la restauración de nuestra democracia. Ahora podemos decir pseudodemocracia, sabidas las escuchas del Centro Nacional de Inteligencia a los independentistas catalanes. Parece que Pablo Iglesias, con su peinado moderno, no caía bien a la mayoría de los ciudadanos y el partido no despegaba del todo. Podemos no avanza en las encuestas y Vox, mucho más reciente como partido, les está ganando en curiosidad. Ahora, los de la extrema derecha presumen de resultados en Francia y ya anuncian su escalada a La Moncloa.
Para que lo sepa la gente de a pie, la extrema derecha francesa no tiene nada que ver con la española, entre otras cosas porque allí no vivieron los cuarenta años de franquismo. Al pueblo, esto le importa poco y van como moscas a la miel del populismo franquista. Y, ¿qué ocurre con Podemos? Si los trabajadores que salen a la calle el Primero de Mayo votaran a Podemos, ganarían las elecciones, pero no lo hacen; tal vez por los quinientos años de conservadurismo español ya citado o porque la izquierda española siempre anda fraccionada. Ahí están los de En Marea, Comú Podem, Compromís, Más Madrid (primos hermanos) y tantos más que van cada uno por su lado y hablan cuando les dejan. ¿Dónde queda aquello de la unión hace la fuerza?
La extrema derecha les llama comunistas, antes eran rojos, y los tontos creen que si Podemos un día gobernaran, les quitarían la mitad de lo que tienen en propiedad. Visto así, con esta alerta tan esclarecedora, los discípulos de Franco siguen escalando puestos en las encuestas nacionales, sospecho a quienes interesa darles tanto bombo publicitario, ¿y ustedes? Creo que la democracia permite experimentos nuevos, no los que por desgracia conocemos y la historia ratifica, y dar el gobierno a los jóvenes que nunca han gobernado sería como mínimo un concurso interesante. En la piel de toro hay más pueblos tristes y miserables que palacios arabescos.