El otro día, durante un vuelo de San Francisco a Fort Lauderdale, Mike Tyson le dio una paliza a un pasajero que iba sentado detrás de él y llevaba tocándole las narices desde antes incluso de despegar. La policía estadounidense ha comunicado que está investigando el caso, pero yo me pregunto qué se supone que hay que investigar aquí. Porque no sé si saben que un vuelo de San Francisco a Fort Lauderdale dura más de cinco horas.
Una cosa que conviene no olvidar es que a los viejos campeones de boxeo, como a los antiguos presidentes de gobierno, no se les apena jamás el tratamiento, por muchos años que puedan haber pasado desde que perdieron el título mundial o las elecciones generales. Al mismísimo Rocky Marciano, una vez que se había bajado de los rings para siempre, le ofrecieron un papelito en una película para la televisión y cuando se enteró de que a su personaje le daban un puñetazo y lo tumbaban se negó a rodar, amparándose en el hecho de que él, además, se había retirado invicto.
Entonces, hubo que presentarle a toda prisa un nuevo guion de la producción televisiva en el que le pegaban un tiro y lo mataban y que ya le gustó bastante más. En todo caso, la policía ya tiene en su poder los vídeos de la pelea para estudiarlos. Lo que soy yo, no he visto que haya habido ningún golpe bajo.