Me preguntó qué tipo de legalidad existe en la actuación de El Confidencial con respecto a los audios que involucran al presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y el jugador del Barcelona Gerard Piqué. Porque dar luz a alguien que se ha apropiado del contenido de un móvil me da la impresión que no es muy decente. Pero, como siempre, tal vez me equivoco. Ese periódico debe estar amparado por la libertad de prensa, el secreto profesional o qué se yo. Sin embargo, su actitud se me antoja tan reprobable como la de Piqué y Rubiales negociando en el año 2019 el traslado de la Supercopa a Arabia Saudí.
¿Qué pasaría si hubieran encontrado vídeos pornográficos como aquel caso de aquellos dos futbolistas que difundieron sus actos sexuales con una chica? Tal vez dijeran: no, esto no, cerrando los ojos. Nuestra dignidad y honor no nos permite difundir tales escenas pecaminosas. Pero, mientras tanto, viéndolo con ojos golfos para determinar su publicación o no. ¿Sería eso legal pese a que no se difunda en los medios de comunicación?
La privacidad se pierde cuando se da alas a quien se haya apropiado del contenido de un móvil. Algo punible incluso si es alguien cercano a ti quien mira lo que almacenas sin tu consentimiento. Pero, ¿se puede hacer eso periodísticamente hablando? Parece que sí ya que prácticamente nadie cuestiona este hecho. Particularmente, a mí no me agrada que una competición nacional salga de su territorio original. Más cuando un jugador de fútbol que posee una empresa, llamada Kosmos, está por en medio. No discuto las comisiones porque simplemente es lo que hay. Vemos como el fútbol, el mundo y el universo entero se han convertido en puro márketing. En el fondo, el periódico implicado actúa como Kosmos: todo por la pasta.