En marzo de 2022 existen organizaciones de las que dependen escuelas que se muestran contrarias a la nueva ley educativa estatal, la LOMLOE. ¿Una ley revolucionaria, audaz, que podría derivar hacia encrucijadas sociales muy delicadas? No, nada de eso. En el aspecto que nos ocupa, la LOMLOE, simplemente, prohíbe que los centros que separen a los alumnos por sexo puedan recibir financiación pública. Se acabó lo de la separación de niños y niñas en las aulas, si se pretende seguir contando con dinero de todos. Sigamos. Contrarios a semejante disposición, los responsables de las escuelas del Opus Dei parecen haberse comprometido a respetarla.
Pero en algunos casos sólo lo parece ya que en efecto se permite la matriculación de niños y niñas que posteriormente serán separados en las aulas. En secundaria, los alumnos se siguen separando en las aulas, pero se mezclan en el patio, el comedor o el autobús escolar. Resumiendo, en las circunstancias aludidas, los niños y las niñas están en el mismo edificio, pero hay aulas para niños y aulas para niñas. En realidad, poco más habría que decir; sencillamente, recordar una vez más el año y el siglo que corremos y tomar en consideración que, a juicio de algunas mentes, la escolarización mixta continúa considerándose peligrosa.
Amén del Opus Dei, otras organizaciones –por ejemplo, los Legionarios de Cristo– abundan en parecidos criterios, dándose la curiosa ocurrencia en secundaria, donde niños y niñas son separados al impartirse asignaturas troncales. Por lo visto, lo de no perder los conciertos estimula la imaginación de forma notable. Lo recuerdo, marzo de 2022.