A tenor de las informaciones que han surgido en los últimos días, los abusos sexuales a menores sólo parecen haber ocurrido en el seno de la Iglesia, mientras que el resto no existe ni para la Fiscalía ni para los políticos. Se impulsa una investigación, presidida por el Defensor del Pueblo, para conocer la pederastia protagonizada por el clero, pero se olvidan de todos los demás.
Cada día aparecen noticias que hablan de nuevos casos en centros dependientes de la Administración pública, en equipos deportivos de diferentes disciplinas, en colegios… Y ahora no se incluyen, carecen de importancia para nuestros dirigentes y eso que en algunos casos son responsables directos, como lo ocurrido con las niñas tuteladas por el IMAS, pero da igual, no merecen ser investigados, pese a sus infancias rotas, sus adolescencias truncadas y sus vidas destrozadas, muchas veces para siempre.
Ellos no, pero los abusados en centros religiosos sí, cuando lo importante es acabar de raíz con esta lacra y castigar duramente a los culpables, sean curas o laicos.