Hace años que sólo se habla de nacionalismos, y aunque sociólogos, filósofos y analistas estén muy preocupados por la pujanza nacionalista en todas partes, su gran peso electoral y los recuerdos de lo que tal pujanza provocó el siglo pasado, aún no disponemos de una clasificación tipológica de las diversas modalidades de este fenómeno en el presente, ni un mapa siquiera esquemático de sus variedades. Porque no sólo las naciones, con o sin Estado, son propensas al nacionalismo; lo hay por doquier, de ahí la importancia de conocer sus tipos, que serán futuras naciones. El deportivo, por ejemplo, que sin himnos y banderas hasta el fútbol perdería todo atractivo. Pero empecemos por el principio.
El primer tipo de nacionalismo, cómo no, es el de las naciones, que se extiende luego al que podríamos llamar nacionalismo pueblerino: ciudades, comarcas y hasta barrios cultivan el suyo. Y hay muchos más. Veamos. Nacionalismo clerical, quizá el más antiguo. La vieja patria religiosa, Nacionalismo futbolístico, ya mencionado. Bursátil, que es global y muy agresivo en la defensa de sus fronteras y leyes del mercado; no admite intromisiones extranjeras en su vasto territorio virtual. Es una variante del nacionalismo financiero, propio de las grandes compañías transnacionales y también llamado nacionalismo internacional. En España tenemos uno nuevo, el nacionalismo vacío de la España vaciada. Y el viejo nacionalismo mágico, cuya característica principal es que los nacionalistas españoles no saben que lo son. Aquí, por arte de magia, los nacionalistas siempre son otros, nunca españoles. Ah, la magia del nacionalismo. Incluso tenemos últimamente un feminismo nacionalista.
La nación femenina, con agravios históricos. Nada cohesiona tanto como los agravios compartidos. Así, el paso de colectivo agraviado a nación agraviada es casi automático. ¡Ha nacido otra nación! Nacionalismo imaginario. Algunos nacionalistas, además, lo son simultáneamente de varios tipos. Plurinacionales. Y hay más. El nacionalismo especulativo, el profesional, el identitario, el psicológico… Me aburre enumerar. ¿Y cuál es mi nacionalidad? Sordo. Sordo fumador. Una vieja patria que no figura en los mapas.