Esta pasada semana hemos aprobado la reforma del Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares para la eliminación de los aforamientos en Baleares, evidentemente hemos votado a favor, pero echando en falta un debate amplío para quitar todos los aforamientos, no solo el de algunos políticos. Me explicaré, con dicha modificación hemos quitado los aforamientos de los diputados y diputadas del Parlament, así como los del Gobierno de Baleares, pero siguen siendo aforados los políticos de la mayoría de las comunidades, el Congreso y el Senado.
Parece que hubiese sido mejor quitar todos los aforamientos de absolutamente todos los políticos del país, no solo de algunos, porque así estamos creando políticos de diferente clase y casta, algo inaudito. Pero siendo sincero, este debate está muy lejos de las preocupaciones de los ciudadanos de Baleares, que ven como cada día más se encarece el nivel de vida: la subida de la luz, el gas, la gasolina, la vivienda…
En las filas del PSOE no ha gustado que expongamos la realidad, de igual manera tampoco les ha gustado que dijéramos que la sociedad balear está más preocupada de tener un buen sistema sanitario y de no quedarse sin una detección precoz del cáncer de colon, que de discusiones sobre los aforamientos de los políticos. Porque sinceramente, es un debate superado, en los tiempos que vivimos la gran mayoría de políticos no queremos ser nada más que un ciudadano normal, que durante un determinado periodo de tiempo representa a sus conciudadanos de la mejor manera posible.
Como decía, no ha gustado que hablemos claro de la caída acumulada del PIB balear en los últimos dos años. Sorprenden los mensajes propagandísticos y de euforia que traslada la presidenta autonómica Francina Armengol, proclamando un aumento aproximado del 10 por ciento del PIB en 2021. Porque no hay que ser muy espabilado para saber que tal incremento no compensa la caída del 21,7 por ciento que se dio en el último ejercicio cerrado, el 2020, por lo que evidentemente la recuperación no ha llegado a las familias de Baleares.
La preocupación actual de los residentes en Baleares es el encarecimiento de la vida. Jóvenes y mayores ven desesperados el brutal incremento en la factura de la luz y la subida de la bombona de butano, pero es que además pagamos un sobre-coste por los carburantes, que están alcanzando también precios desorbitados. En Baleares tenemos los combustibles más caros de toda España
Desde el punto de vista económico los datos hablan por sí solos: 30.000 parados más que antes de la pandemia, y, por desgracia, se han agravado los datos de pobreza y exclusión social, con 270.000 personas en riesgo de pobreza (un 22 % de la población y un 7 % más con respecto a 2019). Unos datos preocupantes que demuestran que la recuperación no llega a todo el mundo, pero sí que padecen el incremento de los costes de vida.
Ligado a todos estos datos, tenemos el enorme coste de la vivienda, una preocupación también evidente dentro de la sociedad balear y que tiene segundas consecuencias más allá de la vivienda. Por ejemplo es uno de los motivos que explican la falta de funcionarios del Estado en las Islas. Tenemos el mayor déficit del Estado, faltan un 40 % de funcionarios entre Policía Nacional, Guardia Civil, juzgados, SEPE... y esto provoca que tengamos unos servicios de segunda, trámites más lentos, inseguridad, etc. Por eso es más necesario que nunca hacer un estudio para actualizar el plus de residencia.
Finalmente, tampoco ha gustado que hablásemos del colapso en la sanidad balear, que deja episodios dramáticos estos últimos días como la espera de más de 100 horas en una cama hospitalaria en los pasillos de Son Espases antes de poder ingresar en planta, por culpa de una política que hace que los profesionales sanitarios se marchen de Baleares o directamente no quieran venir. Es igual de inaceptable la exclusión de Menorca en la ampliación del cribado preventivo para detección precoz de cáncer de colon, y no vamos a dejar de decirlo hasta que se solucione.