Vengo unos días pensando en esto de los jurados, ya saben: votaciones populares, el criterio de los expertos o los supuestos expertos, la democratización de las decisiones, etc. Y no, no voy a decirles lo que pienso de Chanel, Rigoberta Bandini o las Tanxugueiras. Trato de no confundir gusto personal con verdad incuestionable, aunque cueste. Me alejo del Benidorm Fest y recalo en el mundo del cine.
El Oscar a la mejor película en 2021 se lo llevó Nomadland. En cambio, la película más taquillera (el equivalente a votación popular) fue Spider-Man: No Way Home. Confieso que no he visto ninguna de las dos pelis. Pero a lo que iba: que el gusto popular y el de los jurados no coincidan no es tan mala cosa. Es cierto, a veces coinciden y todos, salvo los cabreados profesionales, andamos la mar de contentos. Pero convengamos que estos casos son algo excepcional: Adele, el Joker de Todd Phillips, Coetzee… ¿Y qué quiero decir con esto? Pues que hay gente que puede no pensar como nosotros y no por eso es necesario andar proclamando el fin de la civilización occidental. Y más si se trata de una cancioncilla. Sobreviviremos a Eurovisión.