El novelista y periodista ruso Fiodor Dostoyevsky (1821-1881) escribió: «El hombre teme la muerte porque ama la vida». Temer la muerte es una cosa natural porque apreciamos la vida. Si bien la muerte también nos hace apreciar la vida. Si la vida durara siempre, esta llegaría a ser monótona y vulgar.
Contemplemos la vida con serenidad a la luz de la muerte y nuestra existencia cobrará un relieve especial.
La muerte nos puede hacer valorar la vida de una forma extraordinaria. La muerte nos advierte que la vida es breve y que debemos sacarle el máximo jugo.
La muerte es como un gran despertador que nos hace apreciar la vida. La muerte, además, debe enseñar a la vida a recorrer el camino adecuado hacia una meta a la que vale la pena llegar con lucidez y tranquilidad de conciencia.