Por favor, recuerden que lo que parece de sentido común no resulta tan obvio para alguien que está en situación de pánico», explicó condescendientemente en su página de Facebook el servicio de rescate del condado de Lake, en Colorado, Estados Unidos, para justificar el comportamiento de un senderista perdido en el Mount Elbert que no respondió ninguna de las llamadas al móvil que le hicieron los equipos de búsqueda porque el número no le resultó conocido. No sé qué es lo que hay que justificar, francamente. Si algo hizo fue precisamente actuar con sentido común. Cualquier otro, en situación de pánico, habría corrido a responder cada una de las llamadas de números desconocidos que recibía. Él no.
Él sabía que bastante tenía con estar perdido en medio de la montaña como para ponerse a contestar llamadas no deseadas. ¿O acaso creen que solo le llamaban los del equipo de rescate? ¿Se imaginan lo que es, de noche y quizás a bajo cero, tener que responder una encuesta del Ministerio de Consumo? ¿Creen que en esas condiciones uno está para calcular si de verdad le sale a cuenta cambiar de compañía de telefonía? ¿No les parece también un mal momento para discutir la oportunidad de modificar el sistema de facturación energética y pasarse de una vez al mercado regulado? Por no hablar de la pérdida de tiempo que habría supuesto atender al asesor financiero del banco donde tiene los ahorros que llamaba queriendo concertar otra cita.
–Pues con el frío que hace, el martes a las 11 quizás ya estoy muerto.
–¿Mejor a las 10:30 entonces?