Los argumentos que esgrimen las regiones con menor densidad de población, el feliz hallazgo de la España vaciada, son del todo razonables. También es de evidencia que otras comunidades que no están en ese grupo de alineación tienen comarcas de vaciado y deben afrontar sobrecostes turísticos para dar servicios a la población flotante.
Conforme la etiqueta hace camino, la plataforma de la España vaciada ya está proyectando presentarse en la España hiperurbana, en Madrid y Barcelona; veremos si convertido en partido político y como embrión de un partido agrario español. Esa opción política es tradicional en la Europa desarrollada, los estados nórdicos y Holanda y Alemania, ahora con peso testimonial, y ha florecido en la Europa del Este. Son partidos de pequeños agricultores, de perfil conservador o de centro derecha, apegados a la tierra y con etiqueta medioambiental; más bien tirando de populismo, del terruño ni tocarlo, que por convicción de ideología con todas sus consecuencias. Tiran de emotividad a ras de piel.
Por eso estudian presentarse en Madrid y Barcelona pretendiendo romper la coherencia de que la ciudadanía vote y se interese por el lugar donde vive, y en el que desarrolla su vida laboral y social, para trasladarse a los intereses de sus abuelos y votar en clave del lugar de nacimiento. Es la vuelta a la España de las esencias a preservar, mayoritariamente de perfil anticambios. ¿La versión española de los chalecos amarillos?
A tenor del conclave convocado por el presidente gallego, Foro de Santiago el 23 de noviembre, las comunidades en ese paquete de la España vaciada serían todas menos Madrid, el Arco mediterráneo (Catalunya, Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia), las vascas, Andalucía y Canarias. Es decir, la España del centro (menos Madrid) y la España atlántica (menos Euskadi). En su conjunto, la autoproclamada España vaciada con una población de 11.500.000 de personas tiene una densidad de 36,50 habitantes por kilómetro cuadrado. Con una distribución muy desigual: Cantabria 110,61 hab/km2, mientras que las comunidades del centro están entre los 21 de Castilla y León y los 30,21 de Castilla-La Mancha. Aragón está en 27,67 habitantes por kilómetro cuadrado y Teruel; Teruel Existe, 9.06 hab/km2. Soria, la menos densa, 6,62 hab/km2.
Al otro lado, por comunidades, Madrid tiene una densidad de 844,53 hab/km2. Y Catalunya, 239,1 hab/km2, pero en el conjunto de la comunidad. El área metropolitana de Barcelona tiene una densidad de 5.126 hab/km2 (3.260268 habitantes en 636 km2.). Y Catalunya, sin la provincia de Barcelona, la Catalunya vaciada es de 83,54 hab/km2 (Lleida, 36 hab/km2), y ese ejemplo, de alta densidad en la capital frente al resto sensiblemente menos poblado, se repite en otras comunidades autónomas. La densidad de la Comunidad Valenciana, menos la conurbación de valencia capital que ocupa 1.160,7 km2 con una población de 1.581.057 personas, tiene una densidad de 104,79 hab/km2. En ambos casos, la densidad de la Catalunya vaciada y la Valencia vaciada están por debajo de densidades de población como Cantabria, que se auto incluye en el grupo de la vaciada.
Andalucía, comunidad con similar densidad de población que Galicia, 97 y 91 hab/km2 respectivamente, no se considera en ese paquete de vaciada. Entonces, la España vaciada va de provincias y, aun así, descontando las macrocefalias de las grandes capitales.
El otro gol que se nos quiere meter es ignorar los sobrecostes por la población flotante que soporta la España turística.
Solo un dato. En 2019, llegaron a Baleares 16.453.697 turistas, de los que 13.514.950 lo hicieron entre abril y octubre. En temporada turística, la población de Baleares (1.188.000 en 2019) se multiplica por diez y, en consecuencia, las infraestructuras de saneamiento (agua potable, procesamiento de aguas sucias, tratamiento de desechos) como las de transporte de energía, carreteras y las de atención sanitaria, deben de garantizar la prestación de estos servicios para atender ese exceso temporal de demanda que sumar a la habitual.