Quién dijo que la ciencia y la imaginación estaban reñidas? Se necesitan dosis muy elevadas de imaginación para avanzar en las investigaciones científicas. Una imaginación que es sinónimo de curiosidad infinita, de ganas de avanzar, de pensamiento libre, creativo y abierto. Se llama Hypatia I. Es una tripulación de nueve mujeres científicas catalanas, dispuestas a recorrer el espacio y llegar a Marte. Tienen edades comprendidas entre los veinte y los cuarenta y seis años. Son personas fuertes, formadas, y con una pasión incombustible por la ciencia.
Su aventura comenzará el mes de abril del 2023 cuando viajen a Utah, a los Estados Unidos. En un lugar y una situación que recreará con todo detalle la vida en Marte, durante dos semanas, llevarán a cabo proyectos de investigación relacionados con el espacio. Se trata de una simulación, pero eso me parece un detalle poco relevante. Lo que vale la pena es el esfuerzo y sus entusiasmos. Pretenden enviar un mensaje de ilusión a todas las niñas: vale la pena dedicarse a la ciencia, el mundo es amplio y el espacio inmenso… existen tantos interrogantes abiertos, tantas preguntas por responder, y tantas otras que nunca nos hemos planteado siquiera.
Son nueve científicas que creen en su trabajo. Pretenden dar un toque de atención a las niñas para que entiendan que la ciencia no es nunca aburrida, sino que puede convertirse en una aventura estimulante, en una forma de comprender los misterios del universo y alejar las sombras.
Lo que decía: la ciencia y la imaginación, inevitablemente, van de la mano. Por desgracia lo olvidamos a menudo. Tenemos una tendencia a compartimentar el mundo. Creamos separaciones absurdas, ponemos límites que son cortapisas al pensamiento. Tenemos que creer en la ciencia, mientras reivindicamos el poder de la imaginación. Solo así podremos avanzar hacia lugares que hoy nos parecen un imposible. Es la única manera de llegar a Marte