Había advertido el filósofo que toda realidad que se ignora prepara su venganza pero nadie confiaba en que Pedro Sánchez hubiera leído a Ortega y Gasset. A juzgar por unas palabras recientes quien sí parece que ha leído al maestro es la vicepresidenta Yolanda Díaz. Según ella, habría advertido antes de las manifestaciones del 8 de marzo de 2020 que el virus del COVID 19 ya estaba circulando por España. El Gobierno lo sabía. Pero no tomaron las medidas de prevención que conocimos después porque tenían un prioridad ideológica: mantener las manifestaciones feministas. De hecho, Yolanda Díaz no acudió a la de Madrid como hicieron el resto de ministras encabezadas por la entonces vicepresidenta Carmen Calvo, quien llegó a proclamar que «el machismo mataba más que el virus». Irene Montero y la plana mayor de la fracción morada del Ejecutivo sí asistieron a una concentración a la que en sintonía con la consigna dominante el hoy olvidado Fernando Simón, coordinador que fue de la alerta sanitaria, restó importancia al posible riesgo de contagios.
El Gobierno lo sabía, pero eran otras sus prioridades. La elevada cifra de fallecimientos -más de cien mil según las estadísticas comparativas del INE-, 88.000 según la cuenta oficial- son la realidad preterida que retorna para reclamar no venganza –el mal causado ya es irreversible– pero sí una investigación. En primera instancia de carácter político. Ante una comisión parlamentaria la vicepresidenta debería explicar qué sabía el Gobierno en relación con la amenaza potencial del COVID 19 y porqué no se hizo nada al respecto. Si de sus palabras pudiera derivarse o no algún tipo de responsabilidades penales, esa es una cuestión que deberán sustanciar los tribunales porque ya están en marcha algunas denuncias. Afortunadamente todavía hay jueces en España. Pero lo que está claro es que el Gobierno lo sabía.