Estamos a las puertas de diciembre y yo ya le doy la bienvenida. ¡Qué ganas teníamos de que llegaras! Sin duda el mes de la ilusión. Después de un 2020 difícil y de un 2021 difícil igual, todos tenemos ganas de disfrutar en familia y ver a los más pequeños de la casa llenos de ilusión y los menos pequeños también, no sé vosotros pero nosotros ya llevamos diez días con el árbol montado en casa… Diciembre, llega también para gritarnos todo aquello que con su anterior visita nos habíamos propuesto, porque es un mes de nuevos propósitos cara al año que viene.
Maldita dulzura la que tiene diciembre, que a todos nos entran esas ganas de Navidad, esa que se huele cuando diciembre llega, cuando para recibirlo los pueblos y ciudades se ponen sus mejores galas y se visten de bonitas luces, que por cierto aquí en Mallorca dieron su pistoletazo este pasado miércoles. Diciembre, que llega para que hagamos balance, para rebobinar y revivir lo que nos han ofrecido todos sus demás amigos. Nos recuerda todo lo que los demás meses nos han dejado pasar, todos los propósitos escritos aquel 31 de diciembre del 2020 y que ahora se encuentran olvidados en un papel arrugado en algún cajón de casa o en una nota perdida por la memoria de tu móvil, y que, quien sabe si llegaste a tachar alguno. Yo si lo hice.
Aunque no sé a vosotros, pero aunque me gusta diciembre, a la vez pienso que ha llegado demasiado pronto, que ya ha pasado un año desde que nos visitó y a mi me parece que este año ha tenido meses de menos. Y es que no somos conscientes de lo fugaz del tiempo, pensando que siempre tendremos tiempo para todo, pensando que seremos eternos, pero llegas para recordarnos que la vida y el tiempo hay que exprimirlo, tanto como podamos y como decía mi maravilloso suegro, beberlo a sorbos como si de un jugo de pomelo se tratara. Bendito diciembre que llegas y nos regalas doce meses de nuevas oportunidades y nos dejas cuando te vas a otro libro en blanco para rellenar cada una de sus páginas y empezar de nuevo, con mejores propósitos, que espero que cumpláis, al menos alguno, pero es que diciembre es tan maravilloso que nos deja la esperanza de que así sea y la ilusión para intentarlo de nuevo. ¡Bienvenido diciembre, sorpréndeme!