Creo que esta es una de las pocas veces en mi vida en las que voy a estar de acuerdo en algo con el Partido Popular: la nueva propuesta del Gobierno de poder llegar a la universidad con una asignatura suspendida del bachillerato ya es el colmo del ridículo de nuestra educación pública. En tiempos no tan lejanos se cursaba BUP y COU con un nivel de exigencia infinitamente superior a la actual ESO y Bachillerato, en aulas mucho más masificadas y con muchos menos recursos tecnológicos. Y en general no nos iba tan mal.
Resulta inadmisible que para acabar con el problema no se aumente la plantilla de profesores, se eleve el nivel de exigencia desde Primaria y se crea en un buen sistema de capacitación profesional para quien no quiera estudiar. La solución, nuevamente, pasa por rebajar el nivel, por igualar por abajo y así ir pervirtiendo un sistema que premia la mediocridad generalizada. ¡Qué país!