La traducción de los primeros relatos de Conan el Bárbaro al catalán es una noticia excelente para todo nuestro ecosistema literario. En primer lugar porque la publicación es de Laertes, una de las mejores editoriales independientes del momento y toda una garantía de calidad.
En segundo lugar porque significa un rasgo de normalidad. Si queremos que la única lengua propia de Baleares, que compartimos diez millones de hablantes, sea verdaderamente plena, necesitamos que los productos de literatura popular también estén en catalán. En estos momentos en los que el Estado, que es quien tiene el mandato constitucional de hacerlo (léanse el famoso artículo 3.3 de la tan sacrosanta para algunos Constitución), ningunea las lenguas del Estado en la ley del audiovisual, es más imprescindible que nunca que se extienda como normal lo que es normal: que todo tipo de producto cultural se traduzca a nuestra lengua.